Pensar en el mundo de hace veinte años era visualizar un planeta completamente distinto al de hoy. Uno cuyas actividades productivas y medios de transporte estaban netamente dominados por el petróleo. Era una época en que la movilidad eléctrica era casi un sueño. Uno relegado a iniciativas tecnológicas que siempre llevaban el apellido de “prototipo”. Sin embargo (y afortunadamente), los tiempos cambiaron.
Hoy muchas ciudades del mundo han comenzado a transformar sus sistemas de movilidad urbana desde las fuentes fósiles a la electricidad. Y en ese sentido, China lleva la delantera. Con doce millones de habitantes, Shenzhen, conocida como el “silicon valley” de ese gigante asiático, cuenta con un transporte público 100% sustentable, basado en más de 286 kilómetros de metro y 16.359 buses alimentados con kilowatts, no con diésel.
Con este impresionante registro, esta urbe se empina como la ciudad con más micros eléctricas de todo el planeta. Y en pocos meses más, la segunda, será Santiago.
La capital y su sistema de transportes experimentarán un recambio con carácter fundacional, con la incorporación de 200 buses eléctricos. Esto nos impone un ejemplo muy cercano para quienes vivimos y trabajamos en regiones, con el objetivo de concretar iniciativas similares en ciudades como Copiapó.
Punta Arenas ya inició este largo camino hace algunos años, cuando implementó un sistema de buses alimentado por gas. Esta, es la demostración empírica de que ciudades más pequeñas, con una densidad poblacional mucho menor a la de Santiago, sí son espacios disponibles para innovar y establecer sistemas de transportes más modernos y eficientes.
Hoy en día, las regiones aspiramos a un sistema igual al que próximamente se concretará en la capital. Con inversiones relativamente más bajas y espacios geográficos más delimitados, nuestras ciudades y comunas son territorios que debieran ser abordados de una manera mucho más integral.
La buena noticia, es que el Gobierno del Presidente Piñera y su plan de transportes del Tercer Milenio, cuenta con una propuesta que justamente apunta hacia el desarrollo regional, con proyectos de movilidad que además de conectarnos, mejorarán nuestra calidad de vida de manera sustancial.
En definitiva, Santiago marcará el inicio de una revolución tecnológica y ambiental, que esperamos, se extrapole a todo nuestro país. En la Región de Atacama también nos queremos subir a este carro movido de manera segura y eficiente, por la electricidad.
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