21 de Diciembre de 2024

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Crónica Vallenarina contemporánea Florencio “Huaso” Barrera

Hubo una vez en el concierto futbolístico profesional de Chile un jugador llamado Florencio Segundo Barrera Godoy, apodado en el ambiente como “Huaso” Barrera, absolutamente desconocido por las nuevas generaciones, pero de quien se pueden escribir páginas y más páginas. Por ende, muchas veces fue entrevistado por la desaparecida Revista Estadio, en la cual hasta ocupó la portada en varias ocasiones.

Defensor durante toda su carrera profesional del cuadro de Magallanes, cuando este equipo era uno de los poderosos del fútbol chileno, en la década del cuarenta. También integró la Selección Nacional que intervino en los Sudamericanos de 1942 (Uruguay) y 1945 (Santiago), campeonato aquel equivalente a la actual Copa América.

Siendo un muchacho joven llegó a Vallenar procedente de Taltal, donde había nacido el 6 de junio de 1915. En la capital del Huasco jugó por el “Arco Iris”. Posteriormente, se trasladó a vivir en Domeyko, entre los años 1933 al 1936, en pleno auge de la minería del oro, para laborar en la mina “Pastos Largos” de propiedad de Alfredo Ovalle Vicuña. Era casi obvio que defendiera los colores del Deportivo “Mina Pastos Largos”, integrado por los trabajadores de esa faena minera.

En esa misma época, el poderoso e imbatible equipo de Capote de Freirina también enroló en sus filas al “Crespo” Barrera, otro de los apodos con que era conocido en el ambiente deportivo atacameño. Allí, junto a “Perico” Callejas, “Chango” Marcoleta, los “burros” Salazar y Gutiérrez, “Penco” Santibáñez y el “Negro” Advíncula, ex profesional del club Alianza de Perú, entre otros, tuvieron exitosas e inolvidables jornadas deportivas en la provincia y el norte chileno.

Precisamente, de la época de oro del Deportivo “Capote”, en el que el “Huaso” Barrera era uno de sus pilares, quedó en el recuerdo de sus integrantes la gira que realizaron por Taltal, Tocopilla, Antofagasta y la oficina salitrera Pedro de Valdivia, terminando invictos y con una gran cantidad de goles convertidos a sus ocasionales rivales.

Más adelante, el “Huaso” Barrera se trasladó a trabajar a Inca de Oro, donde paralelamente defendió al club “Mina Clementina”. El año 1938 apareció en Santiago en un Nacional Amateur, esta vez con la camiseta de Potrerillos. Allí lo vieron los dirigentes de Magallanes que le ofrecieron contratarlo para el cuadro albiceleste, pero el nortino desistió de la oportunidad; sin embargo, al año siguiente aceptó la oferta y se enroló en Magallanes, que fue su club de toda la vida.

En 1945, siendo DT nacional Francisco Platko, integró el seleccionado chileno que participó en el Sudamericano realizado en Santiago. Sin embargo, el húngaro lo sacó de su habitual puesto de centrodelantero y lo convirtió en defensa central para aprovechar su estatura, habilidad y fortaleza en el despliegue físico. Esa misma experiencia y habilidad que le brindó el hecho de ser delantero, le permitían realizar espectaculares “chilenitas”, claro que no para anotar goles, sino que como un recurso defensivo, tras ser instalado en este nuevo puesto para él. En este Sudamericano de 1945, Barrera fue considerado uno de los tres mejores defensas centrales del torneo, junto al brasileño Domingo Da Guía y al argentino José Salomón, el gran mariscal de la oncena albiceleste de esos años.

El “Huaso” Barrera junto a connotados futbolistas nacionales de antaño, como Pancho Las Heras (padre), Miguel Busquets, Desiderio Medina, José Pastenes y el mismísimo Sergio “Sapo” Livingstone, conformaron un seleccionado que brindó muchas satisfacciones al hincha chileno, especialmente con el empate conseguido frente a Argentina y el triunfo sobre Uruguay en este mismo torneo sudamericano de 1945.

Ya retirado de las canchas, se radicó en Santiago, donde administraba un servicentro de su propiedad que, según él, le daba para vivir tranquilamente junto a su esposa. Este negocio y su casa, según confesó, fueron los únicos bienes que le dejó el fútbol rentado, habiendo brillado como una gran estrella que, de haber nacido en estos tiempos, de seguro habría triunfado y ganado muchos millones en algún club europeo. De hecho, tuvo la oportunidad de irse a jugar al exitoso Racing Club de Buenos Aires, pero desistió del ofrecimiento.

Dicen que el “Huaso” Barrera era desaprensivo y un bohemio incorregible, tocaba la guitarra y cantaba muy bien; era el número obligado en las fiestas de celebración de los triunfos deportivos. Falleció el 28 de marzo de 1975.                      

SERGIO ZARRICUETA ASTORGA
Unidad de Comunicaciones y RRPP
24 de agosto de 2020

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