Columna de Paula Guerreo Zaro, Ingeniero Civil Industrial
El principal desafío que tiene el próximo Gobierno es revertir la baja de los empleos y su precarización, que exista reactivación económica. Asimismo, enfrentar el déficit fiscal que este año es del orden de los US$ 7 mil millones, y la cantidad de empleos que se generaron en el Estado durante esto cuatros años (considerando que alrededor de 11 mil personas ingresaron de un año a otro, base trimestral), evaluar efectivamente la necesidad de estos cargos. Es complejo porque no es llegar y asumir un Gobierno, desvincular a las personas por el sólo hecho político sino establecer métrica fundamentando el por qué de cada situación. El factor que está en contra es el tiempo y durante el 2018, va a ser muy lento el avance; pero, por otra parte, va a estar la presión ciudadana para que las cifras se reviertan en un período de tiempo acotado. Por lo cual, se hace necesario e indispensable que los cargos sean provistos por profesionales técnicos-políticos que tengan verdadera conciencia, responsabilidad y compromiso por un territorio y no sólo se dediquen a la “gestión”, sino que tengan iniciativa, capacidad de instalar desarrollo con la finalidad de trabajar con los equipos técnicos las materias que permitirán impulsar las distintas economías regionales como, también, otros temas sociales: campamentos en la región de Atacama. A esto se suman, las reformas que realizó el Gobierno en los ámbitos tributarios, laboral y educacional que contribuyeron a un mayor gasto y a estancar la economía, algunos pueden entenderlo como un “legado”. Las regiones por otra parte y, principalmente, el parlamento deberá trabajar en un verdadero proyecto de traspaso de competencias y de renta que permita realizar una efectiva descentralización, y que esto no pase por tener una figura política elegida popularmente, para eso ya existe el Consejo regional. El cual es elegido de esa forma y tiene legítimamente la representatividad de sus comunas. Por ende, elegir una figura popularmente no resuelve en absoluto los problemas de fondo. También, los planes reguladores y los instrumentos de planificación son un desafío sin resolver y pasan los años y el avance es casi nulo ante el avance que ha tenido la inversión y el ingreso de proyectos al sistema de impacto ambiental, el cual hoy está cuestionado su accionar y lo resolutivo que puede ser al concretar o no la inversión en un territorio. Por tanto, la improvisación es el verdadero enemigo, quien gane la elección presidencial el próximo 19 de noviembre debe empezar a trabajar de inmediato en la conformación de los equipos de trabajo y en los temas regionales que podrán realizarse realista y efectivamente durante los próximos 4 años; estos van de la mano con los instrumentos de planificación, tales como, estrategia de desarrollo regional (ERDA), Anteproyecto Regional de Inversiones (ARI), y Programa Público de inversión regional (PROPIR).
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