Hay una violencia mas dañina que los ríos de Atacama. Es la violencia del centralismo, instalada antes que cayera la primera gota. Porque luego de dos años se repiten las imágenes de pueblos embarrados. Esta vez no hay muertos y disminuyen los centímetros de barro, pero la degradación es la misma. Nuevamente la naturaleza nos recuerda la desigualdad de Chile.
Dos años. ¿Cuánta riqueza minera generó atacama en ese tiempo?
Con certeza, los atacameños sacarán el barro como lo hicieron el 2015. Volverán a pararse. Pero lo que no podrán sacar de sus casas es la condena a ser un pueblo invisible, sacrificado en el subsuelo minero para aumentar la riqueza del centro. Pese a toda la reconstrucción que vendrá, los muros de las casas atacameñas seguirán manteniendo esas manchas de burla y olvido. Ese barro no saldrá, estará pegado hasta que una nueva crecida del río lo renueve.
Toda la fuerza a Atacama, toda la fuerza a mi tierra.
David Alvarez Muñoz
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