5 de Febrero de 2025

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Seguridad y armas no letales: una opción en discusión

La seguridad ciudadana es una de las mayores preocupaciones de la población del país, según reflejan diversas encuestas de opinión pública. En respuesta a esta inquietud, autoridades de distintos sectores políticos han propuesto diversas estrategias para combatir la delincuencia, entre ellas, el uso de armas no letales, como las pistolas eléctricas o tasers.

Alfonso Kaiser, experto en seguridad y académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, explica los pros y contras de estos dispositivos: “Son utilizadas por las fuerzas de seguridad en casi todo el mundo”, señala. Además, destaca que “son bastante beneficiosas porque representan una alternativa válida entre el combate cuerpo a cuerpo y el uso de un arma de fuego. Es un punto intermedio que brinda mayor protección a los agentes del orden”.

Otro aspecto positivo, según Kaiser, es que no solo podrían ser utilizadas por Carabineros o personal de investigación, sino que, mediante la capacitación adecuada, también podrían estar a disposición del personal municipal.

Sin embargo, el uso de estas armas no está exento de riesgos y posibles consecuencias negativas. Por ello, el experto enfatiza la importancia de establecer un marco legal claro antes de su implementación, ya que podrían generar efectos no deseados. “Por ejemplo, en personas con problemas cardíacos, su uso podría desencadenar un ataque al corazón y causar la muerte”, advierte. En este sentido, aunque se consideran armas no letales en términos generales, en ciertas circunstancias podrían tener desenlaces fatales.

Otro posible riesgo es el impacto de los dardos en zonas sensibles del cuerpo. “Si uno de ellos impacta en el rostro, podría lesionar un ojo”, explica Kaiser. No obstante, aclara que, aunque existe cierto peligro, este es significativamente menor en comparación con el uso de un arma de fuego.

Finalmente, el académico insiste en la necesidad de regulación: “Debemos garantizar que las fuerzas de seguridad cuenten con un marco normativo claro para el uso de estas armas. El objetivo es proteger al agente del orden cuando actúe conforme a las buenas prácticas. Si ocurren efectos no deseados, no podemos responsabilizarlo por algo que sabemos que puede suceder”, concluye Kaiser.

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